Cuando un trabajador es despedido, es muy probable que queden cuentas por hacer. La nómina del mes, las vacaciones no disfrutadas, las horas extra…
Todo ello se refleja en el documento de liquidación, más conocido como finiquito. Se regula en el Estatuto de los Trabajadores y recoge todas las deudas laborales que existen cuando se produce el despido.
Al trabajador se le debe entregar el finiquito cuando se extingue el contrato de trabajo. En este momento, recibe formalmente el nombre de propuesta de liquidación. Esto es así porque el finiquito es impugnable, de modo que si el trabajador considera que las cuentas no están bien hechas, puede reclamar.
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Contacte con nosotrosIgual que es posible que el empresario le deba dinero al trabajador, también puede suceder lo contrario. Por ejemplo, si se han pedido adelantos. Es lo que se conoce como finiquito negativo, que es menos habitual que el finiquito positivo. En cualquier caso, la parte que deba más a la otra tiene que hacer el pago.
Por otro lado, es importante diferenciar el concepto de finiquito del de indemnización por despido. Esta última, de hecho, es solo una parte más de todo lo que se incluye en la propuesta de liquidación.
La entrega del finiquito
El Estatuto de los Trabajadores es estricto en este sentido: el finiquito se debe entregar siempre en el momento del despido. La demora en la entrega impedirá realizar, por ejemplo, un despido objetivo.
¿Qué puede hacer el trabajador al recibirlo? Tiene tres opciones:
- Aceptar el finiquito.
- Solicitar que esté presente su representante legal.
- Hacer constar la no conformidad con la propuesta de finiquito.
El problema surge cuando la empresa no entrega el finiquito al trabajador en el momento del despido. Suele ocurrir en los despidos que no se comunican al empleado y son calificados después como improcedentes.
Los conceptos del finiquito
No hay un modelo de finiquito establecido, pues cada uno contempla unos conceptos diferentes. No obstante, sí podemos hacer un repaso por las deudas laborales más comunes:
- Vacaciones no disfrutadas.
- Anticipos de sueldo.
- Préstamos de la empresa.
- Sueldo correspondiente a los días del mes trabajados.
- Pagas extra, en su parte proporcional.
- Horas extra no cobradas.
- Desplazamientos o dietas que no se han devuelto.
- Indemnización por despido, si procede.
¿Cómo se calcula el finiquito?
A continuación, explicamos cómo se calculan los importes de los conceptos que más frecuentemente se incluyen en el finiquito:
El sueldo del mes en curso
Se tendrá que dividir el salario anual entre los 365 días del año para averiguar cuál es el salario diario. Posteriormente, se multiplica esta cifra por los días del mes que se han trabajado y no se han cobrado.
Las vacaciones devengadas que no se han disfrutado
A los días de vacaciones que quedan pendientes, se les asignará el salario diario que antes hemos calculado. Esa cantidad es la que le corresponderá cobrar al trabajador por las vacaciones no disfrutadas.
La indemnización por despido
Si el despido es objetivo, corresponden 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades; en cambio, si es improcedente será una indemnización de 33 días de sueldo por año de trabajo, con 24 mensualidades como límite máximo.
¿Cómo se impugna el finiquito?
Lo más recomendable es que, si el trabajador no está conforme con el finiquito, lo firme como ‘no conforme’. Pero, aunque no lo haga y acepte la propuesta, seguirá teniendo derecho a impugnar el finiquito.
En este sentido, hay que recordar que el finiquito hay que calcularlo siempre, no solo cuando hablamos de un despido. También cuando es el trabajador quien decide abandonar la empresa habrá que hacer el cálculo. Y, si no se está de acuerdo con el importe, o si directamente la empresa no entrega al empleado el finiquito, se podrá reclamar.
La impugnación comienza dirigiendo la reclamación al SMAC (Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación). En este organismo, se presenta la papeleta de conciliación. Si en esta parte del procedimiento no hay acuerdo, entonces se reclamarán judicialmente las cantidades adeudadas.
Sin duda, para llevar a cabo estos trámites será imprescindible contar con el asesoramiento experto de un abogado laboralista. Así, se agilizará el proceso, se simplificarán las negociaciones y se aumentarán las probabilidades de éxito.